Dónde, de Ramón Zabalza (Ediciones Asimétricas) | por Francisca Pageo
De vez en cuando, me asalta a la vista un/a fotógrafo/a que me deslumbra por completo y me envuelve en un universo particular y diverso del que no puedo salir. Yo los llamo fotógrafos burbuja, pues tienen un don particular en su hacer y saben ir más allá de lo que cualquier otro fotógrafo llega. En esta ocasión tenemos a Ramón Zabalza, autor que desconocía por completo y que Ediciones Asimétricas nos invita a descubrir con su fotolibro, enorme fotolibro, Dónde.
Dónde es una recopilación del trabajo de Zabalza en torno al paisaje, que va también acompañado de texto y memoria. Un texto y memoria que nos acerca la fotografía como medio mediante el cual observar lo que está ahí y nos atañe, lo que está ahí y no vemos y lo que está ahí sin más.
En el prólogo, Eduardo Martínez de Pisón dice que el paisaje es un territorio dotado de expresión y significado, dice que «lo primero que pide un paisaje es una mirada. Pero no todo el mundo mira los paisajes, no todos ven el mundo como paisaje. Es preciso tener una disposición, una voluntad para ello.» Yo opino que no sólo es el paisaje, sino cualquier cosa, esa predisposición tiene que venir dada no sólo del autor que hace las fotografías, sino también del lector que las ve y las lee. El trabajo de Zabalza, de este modo, es un estudio del paisaje y su entorno, un proyecto que aúna documentalismo, confesión y antropología. Dónde es una pregunta no sólo ante lo que vemos, sino también sobre dónde estamos nosotros y en qué disposición nos hallamos ante la imagen y el paisaje cuando lo observamos.
Dónde no es un fotolibro en sí mismo, es también un ensayo que recorre los diversos factores que nos proporciona el paisaje. Dónde es un análisis del territorio, de lo que vemos cuando nos enfrentamos ante la majestuosidad de un paisaje. Se respeta la unidad durante todo el libro, dando una coherencia ya no sólo estética, sino también analítica y experimental. Ramón Zabalza hace uso de su voluntad para construir un vehículo a través de su mirada e impresiones. Este vehículo nos conduce por páramos, por montañas y sierras, por suelos y edificios que el hombre ha creado para sí.
El blanco y negro dota de simbolismo propio a las fotografías. Todas ellas, entrelazadas, se homogeneizan entre sí y nos dan una sensación de libertad y profundidad hacia lo que vemos en ellas. Aparte, el autor, en sus textos, lanza un recorrido por la imagen en sus aspectos más sintácticos y conceptuales, dándonos una visión completa, y ya no sólo personal. Son imágenes elegantes y formales, que nos muestran un terreno casi inhabitable e inhabitado por el ser humano. Zabalza asume la fotografía como un medio para comprender lo que vemos, para estudiarlo y analizarlo y aun así detenernos ante la fugacidad e instante que esta tiene. La fotografía graba los fenómenos que la geografía y la meteorología hacen del paso del tiempo, ofreciéndonos así un territorio real e incluso apaciguador de lo reflejado.
Las pequeñas anotaciones que Zabalza toma cuando fotografía son narrativas y nos desvelan una mirada contemplativa y sutil. Zabalza recorre el mundo con la cámara por delante y no sólo es capaz de mostrárnoslo, sino también de transformarlo y de dotar de sentido y significado a su mirada y poder de observación.
Estamos, sin duda, ante un fotolibro que todo admirador del paisaje y la geografía debería observar con detenimiento, pues no sólo se embelesará por su belleza, sino que también aprenderá de la mano del autor a mirar analítica y reflexivamente aquello que ve.
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